Entrevista a Sofía Scheid, especialista en tecnología educativa

Sofía Sheid es cirujana odontóloga,  bucomaxilofacial, de profesión inicial. Trabajó durante varios años en el ámbito de la salud. Cursó una maestría en educación, lo que le permitió incursionar en este ámbito y trabajar principalmente en el área curricular. Cuenta con un doctorado en educación, y además, es MBA . Actualmente, se dedica solo a la educación, principalmente a lo que se refiere la tecnología educativa

Actualmente se habla mucho de la IA en el contexto educativo, como un fenómeno novedoso y revolucionario, podría hablarnos de qué son estas herramientas y cómo surgieron.

La IA surge como resultado de más de cinco décadas de entrenamiento de software con datos digitales provenientes de múltiples fuentes: libros, revistas, redes y repositorios. Su desarrollo fue posible gracias al proceso global de digitalización y la democratización de la información, y para que se entrene software de IA, se requiere de una gran cantidad de datos digitalizados. La IA es tecnología para las tecnologías, una herramienta que aprende de los datos humanos y responde a estímulos lingüísticos, visuales o auditivos. Estas herramientas según sus características se pueden agrapar o clasificar en tres líneas o familias.

¿Podemos profundizar en estas tres línes que menciona?

Por supuesto, existen tres familias principales, primero, los algoritmos entrenados en imágenes, fundamentales para la medicina diagnóstica: radiografía, tomografía, imágenes que hacemos para diagnóstico. En segudo lugar, están los algoritmos de optimización o de rutas, diseñados para sugerir mejoras en procesos, es decir, está observando el proceso de lo que vos hacés y te va sugiriendo mejoras. Y en tercer lugar, tenemos los algoritmos metacognitivos, que reproducen procesos humanos de planificación, ejecución y evaluación del conocimiento. Esta última línea representa el mayor potencial educativo, al incorporar principios cognitivos en entornos de aprendizaje adaptativos.

¿Y cómo se entrenan estos algoritmos metacognitivos?

Los algoritmos educativos se entrenan en disciplinas cognitivas básicas, por eso los llamamos algoritmos de dominio disciplinar: lectura, lenguaje, matemáticas y ciencias. En la educación básica, los modelos metacognitivos permiten observar cómo el alumno aprende y ofrece retroalimentación inmediata. En cambio, los algoritmos generativos —como ChatGPT o Gemini—, fueron entrenados de manera abierta y pueden producir errores o «alucinaciones» por la amplitud de sus fuentes. En este contexto, hoy día nacen nuevos conceptos como «ingeniería del aprendizaje digital», «contenidos curados»; todos son términos, conceptos que vienen a formar parte de la educación que hoy utiliza la tecnología como medio.

¿A qué hace refencia la ingeniería del aprendizaje digital?

La ingeniería del aprendizaje digital redefine la planificación pedagógica: se estructura desde los resultados esperados, no desde los contenidos. En otras palabras, es el enfoque de lo que trabajamos mirando el resultado: estructurando, asegurando el aprendizaje. Normalmente, nuestra planificación está estructurada en torno al contenido, y después vemos al final del año que no aprendieron nada; esto es al revés, desarrolla toda su planificación bajo un curriculum basado en competencias, o sea, está estructurado en qué debe aprender el alumno después de cada clase, donde hay un proceso por el cual el estudiante navega y el tutor fundamental es el algoritmo, pero no le quita el lugar a los maestros, más bien es un apoyo enorme. Luego este profesor tiene un informe generado por estas herramientas, de cómo le fue al alumno, ya tiene toda la evaluación, discriminada. Por ejemplo, el sistema le dice al profesor, «comprende la mayoría de los textos descriptivos en la unidad, se necesita práctica adicional en la lectura oral sobre el contenido aprendido en la unidad». Y esto que le dice la IA al docente, puede controlar o contrastar con la realidad práctica.  

¿Y cómo impacta todo esto en la labor docente, cuál será su rol?

El rol del docente se transforma de transmisor a diseñador de experiencias de aprendizaje. La IA puede ser un asistente poderoso para la planificación curricular, la evaluación y la revisión de competencias. La tarea docente se centra ahora en guiar el razonamiento crítico y la producción argumentativa. Las consignas tradicionales pierden vigencia ante el acceso inmediato a la información. En la práctica, los docentes tenemos que asumir cuando damos algún trabajo, algún proyecto…, que los estudiantes van a utilizar IA, entonces debemos cambiar nuestras consignas, por ejemplo, pedir al estudiante que traigan dos o tres argumentos a favor o en contra de lo que genera la IA, eso le obligará necesariamente a indagar y a leer más. Cabe destacar aquí que la revolución debe ser pedagógica, no tecnológica, porque no podemos hacer que la pedagogía se adapte a la tecnología, sino debe ser al revés, la tecnología debe adaptarse a la pedagogía.

Actualmente, es posible personalizar en la sala de clase cómo le va a mi niño en matemática, cómo le va en lingüística; recordemos que esos algoritmos fueron entrenados para que vos aprendas, por eso se llaman metacognitivos. Asimismo, podemos diseñar situaciones de aprendizaje más atractivos para los estudiantes, aprender a través de los videojuegos, por citarte un ejemplo; esa misma lógica aplican las redes sociales, generan contenidos atractivos y te mantienen atrapado, y en que qué basan, en la nuerociencia, es decir, generan contenidos como le gusta al cerebro. La pregunta que surge es por qué no podemos aplicar o trasladar eso a la pedagogía, a la educación, si también es una ciencia que debe basarse en evidencias.

En este contexto, es necesario que propiciemos entre los maestros la utilización de estas herramientas y generemos círculos de aprendizaje entre grupos, porque no podemos ia a quemarnos frente a los alumnos.

¿Y no serían desplazados los docentes por estas herramientas?

El desarrollo de la IA tiene una velocidad impresionante, el desarrollo de la IA actualmente es imparable, al decir esto, si vos me preguntás que si dentro de 10 años los profesores van a seguir en sala de clases, y no sé te voy a decir, porque es mucho tiempo. En este contexto, considero que los profesores debemos rediseñarnos urgentemente, porque somos necesarios, eso te puedo asegurar.  Nos dicen siempre que debemos humanizar la tecnología, pero yo no creo en eso; la tecnología es hierro, no debe ser humano nunca, el humano somos nosotros. Asimismo, hay que considerar que el fenómeno actual trasciende lo tecnológico, el ser humano está configurando una nueva forma de ser desde lo ontológico: su manera de aprender, comunicarse y producir conocimiento está siendo reestructurada por la interacción con sistemas inteligentes. La IA se convierte así en espejo y extensión del pensamiento humano.

Con la irrupción de la IA en la educación, también se habla de muchos riesgos, como plagio, dependencia, facilismo, que pueden ir en detrimento del aprendizaje, ¿qué piensa al respecto?

El plagio y la dependencia tecnológica no deben interpretarse como amenazas, sino como desafíos de regulación y acompañamiento. Toda innovación genera resistencia, como ocurrió con la calculadora, por ejemplo.  La clave está en redefinir la evaluación y fortalecer el juicio crítico. Cuando apareció la calculadora, profesoras de Londres cerraron las calles para que no se meta en las salas de clase, pero igual entraron. ¿Perdimos la capacidad de hacer cálculos? Perdimos, pero logramos otras cosas, yo no soy una tecnoentusiasta, sino uso la tecnología como medio, porque me facilita un montón de cosas.

Sin embargo, todavía tenemos cuidado, una suerte de miedo, pero estamos perdiendo oportunidades, porque el joven no nos va a esperar, ellos ya tienen en la mano, por eso te decía que tenemos que cambiar nuestras consignas, la revolución no es tecnológica, sino pedagógica, y hasta el tiempo que no asumamos eso, vamos a seguir creyendo que lo que hacemos está bien, el maestro tiene que asumir que eso ya está, no hay vuelta atrás, la IA permeó la vida del humano en una forma que no se dio cuenta hace rato, aunque recién en noviembre del 2022 la gente se planteó qué es lo que va a pasar.

¿Y en Paraguay cómo estamos?

En Paraguay tenemos todavía una brecha tecnológica enorme, o sea, cuando apareció internet, no estuvo disponible para todos los paraguayos, ahí por ejemplo, se tuvo que tomar una decisión estratégica dentro de una política de incorporación de la tecnología a los procesos, y por supuesto, a los proceso de aprendizaje. La incorporación de la tecnología se dio de manera vegetativa, lo decidió cada paraguayo, cada universidad, cada carrera…, es decir, no hay una política hasta hoy día estando ya frente a la segunda gran revolución tecnológica, lo que nos falta es una política de incorporación tecnología, porque sino se va a generar más asimetrías, estará el profesor que no usa y que usa. Vamos a usar todos, pero hay que emprender un proceso de apropiación ordenada y orientada. Comenzar a cuestionarnos en qué vamos a usar, para qué vamos a usar, cómo.

Paraguay está atrasado en la parte previa, que es la incorporación de tecnologías, no olvidemos que la IA son tecnologías para las tecnología y se nuetre de contenidos digitales. En mi universidad cómo voy a poner IA, si todavía no hay tecnología para los alumnos,  si no tenemos buena cobertura de internet.

¿Y los gestores educativos, cómo podemos aprovechar estas herramientas?

En la gestión educativa, estas herramientas tienen un enorme potencial. Nosotros gestionamos, por ejemplo, la ejecución de contenidos, qué cantidad de contenidos las profesoras ejecutaron, las evaluaciones formativas... Puedo tener todos los datos en un pdf, cargo en el sistema y le pregunto lo que quiero, por ejemplo, qué cantidad de horas ociosas tengo, yo debo entrenar a esa inteligencia. Le puedo introducir el pdf de las distintas disciplinas o materias y preguntar el rigor del contenido con relación a la era que vivimos. Cómo comenzamos, bajamos una aplicación y le hacemos preguntas, cuando más le preguntamos se vuelve más ágil el asistente, hacemos una reunión con los docentes, les preguntamos qué herramientas usan, transparentamos el proceso, es perderle el miedo…

¿Algún mensaje final que desee agregar?

La inteligencia artificial es un punto de inflexión en la historia del aprendizaje. La educación no debe adaptarse pasivamente a la tecnología, sino dirigirla desde la pedagogía. El desafío consiste en aprender a aprender en un entorno algorítmico, sin perder la esencia humana del conocimiento. La IA amplifica la inteligencia humana; no la reemplaza. El verdadero cambio no está en las máquinas, sino en nuestra forma de comprender lo que significa aprender.

Luciano Román Medina
Universidad Católica Nuestra Señora de Asunción "Unidad de Carapeguá"

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