Entrevista a Alejandra Martínez Barrientos, Directora del Departamento de Educación de la UCB

La profesora Alejandra Martínez Barrientos es Doctora en Educación por la Universidad Autònoma de Barcelona, donde realizó la tesis doctoral “Actitudes hacia la Validación de Aprendizajes Previos y su Inclusión en el Sistema de la Universidad Boliviana en la ciudad de La Paz”. Profesora de la Universidad Católica Boliviana San Pablo, actualmente es directora del Departamento de Educación, y previamente ha sido decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas.

¿Cuáles considera que son los elementos organizativos mínimos que una universidad debe tener preparados antes de implementar un proceso de Validación de Aprendizajes Previos (VAP)?

Un gusto conversar con la Red AGE, Red que colabora hace más de 15 años con el desarrollo de la gestión académica en universidades de Iberoamérica, habiendo sido gestores de varios proyectos exitosos que transforman nuestras instituciones.

Respondiendo a la pregunta, considero que pensar en procesos de VAP requiere condiciones académicas y condiciones normativas.

En lo académico, lo primero es tener una estructura curricular basada en competencias o en resultados de aprendizaje que deben estar vinculados al quehacer profesional real. Aunque esta característica suene lógica, es fundamental tener una conciencia cabal de que sin esta vinculación con el mundo laboral no es posible pensar en realizar un proceso de validación de aprendizajes previos, ya que el proceso requiere una conexión real y clara hacia los productos y desempeños del quehacer profesional en cualquier disciplina.

Lo segundo en lo académico implica que, además de considerar un currículum basado en competencias, es preciso también tener procesos de evaluación de esas competencias o de los resultados de aprendizaje coherentes con el enfoque: lineamientos respecto a los productos y desempeños en cada una de las disciplinas, delimitación de los distintos niveles de desarrollo de las competencias, claridad respecto a las diferentes áreas de desempeño laboral, el uso de rúbricas o grillas de evaluación que permitan valorar cuantitativa y cualitativamente productos tales como proyectos, resolución de casos, diseños, planificaciones, memorias y todos aquellos productos de ese desempeño profesional en campo.

Estas dos características a nivel académico son fundamentales para arrancar con un proceso de validación de aprendizajes previos.

Sin embargo, no son suficientes, puesto que es necesario considerar, a nivel institucional, normativa que permita ordenar todos los procesos de identificación de las competencias y aprendizajes a ser validados, el rol de los actores involucrados, el desarrollo de cada una de las etapas del proceso y los instrumentos requeridos para su registro y su posterior certificación o rechazo en función de lo que corresponda.

En el caso de la Universidad Católica Boliviana San Pablo (UCB), se va a iniciar la implementación de procesos de VAP. Para ello se ha definido que los aprendizajes y las competencias a ser validadas tendrían dos vías:

Para los aprendizajes previos, se abre la posibilidad de reconocer a los y las bachilleres que dentro de su formación secundaria hubiesen desarrollado aprendizajes vinculados a los primeros semestres de alguna carrera, la posibilidad de reconocer esos aprendizajes a través de evaluaciones específicas. Tal es el caso de asignaturas como Cálculo, Escritura Académica, competencias en Contabilidad Inicial, Programación y otros que se hubiesen logrado en la formación secundaria. Esto puede abaratar costos para el estudiantado que participe de estos procesos.

En el caso de competencias previas, se considera a personas con trayectoria laboral específica y/o con formación técnica tecnológica, la evaluación se realiza a través de portafolios que recaben productos específicos vinculados a un mapa de competencias que se construye considerando la malla curricular de cada carrera. En el caso de la UCB se ha definido que no se puede validar más del 50% de la carrera. En caso de que algún candidato acceda a este proceso la validación le permitiría continuar con su formación de grado en el 50% restante de la carrera.

¿Qué condiciones institucionales sugiere para garantizar la calidad, transparencia y sostenibilidad de los procesos de VAP dentro de una universidad?

Lo primero es partir de una decisión política que favorezca y promueva el proceso. Esto implica, como había mencionado antes, una reglamentación que sea promovida desde las instancias académicas más altas y que sea apropiada y socializada por cada una de las unidades operativas ejecutantes.

Con una participación activa de directores de carreras y docentes a tiempo completo, es posible constituir un equipo que considere los diferentes actores, personal responsable de cada una de las fases.  Esto es capacitar al personal académico, probablemente docentes a tiempo completo, para asumir el desafío de construir las guías que permitan que cada postulante tenga claridad en cuanto al tipo de evidencias requeridas y cómo serán valoradas, calificadas y registradas.  Este proceso es fundamental para lograr transparencia, así como su replicabilidad.

La vinculación interinstitucional con institutos técnicos, con centros de formación profesional técnica, sindicatos y federaciones de distintas disciplinas que pudiesen continuar estudios universitarios, es también importante. Sería deseable que estas instituciones externas participen en la construcción de estas guías y de los instrumentos necesarios para llevar a cabo el proceso. Esto daría mayor legitimidad y transparencia al proceso.

Un siguiente paso implica, además de la convocatoria, acompañar a los postulantes en el proceso de construcción de portafolios a partir de estas guías, de tal manera que se cumplan todos los criterios requeridos y que, en caso de no cumplirse, los postulantes tengan claridad en qué falta para lograr demostrar el logro de las competencias previas y su viabilidad en el proceso de VAP.  Lo que implica orientarlos en la selección de aquellas evidencias más representativas, en el análisis de estas evidencias a través de instrumentos como el Formulario STARRT que permite analizar las tareas los involucrados en cuento a la Situación (S), la Tarea (T), las Actividades desarrolladas (A), los Resultados logrados (R), la Reflexión sobre los mismos (R) y la posibilidad de Transferencia de las competencia a otros espacios laborales (T).

Una siguiente fase consiste en evaluar los portafolios así como los desempeños previstos según las guías y los instrumentos definidos, en función del mapa de competencias, el tipo de evidencia y la rúbrica o grilla de evaluación correspondiente. Adicionalmente se requiere desarrollar las entrevistas con los postulantes para verificar el portafolio presentado; de tal manera que, a través de la aplicación de las rúbricas y otros instrumentos de evaluación, se garantice la transparencia y replicabilidad del proceso, así como una calificación justa que permita definir la competencia lograda o no lograda, lo que validaría que los postulantes continuar su itinerario de formación hacia el grado buscado.

Considerar también el registro oficial de las calificaciones alcanzadas para que el postulante, en caso de haber sido evaluado como competente en algunas o todas las competencias del mapa correspondiente, tenga su récord académico completo y pueda garantizarse la continuidad de su itinerario formativo.

¿Qué tipo de perfil requieren considerar para llevar a cabo procesos de VAP dentro de una universidad?

En función de todo lo anterior cada una de las etapas requiere un perfil particular del responsable. En la primera etapa de acompañamiento se busca un docente que esté vinculado claramente a la disciplina, en tanto conozca los productos y desempeños de la misma, sus características, actualidad y las particularidades del mercado laboral en el cual el candidato o candidata se ha desarrollado. También debe tener competencias para la construcción de portafolios y acompañar el proceso de manera empática, con creatividad y organización.  En el caso de los evaluadores se requiere un manejo preciso de las rúbricas, así como de técnicas de evaluación por productos, evaluación auténtica y manejo de entrevistas como técnica que permite verificar lo presentado en los portafolios.

Estos perfiles requieren un proceso de formación y actualización permanente, aprendiendo de las buenas prácticas y permitiendo la retroalimentación de veedores externos al proceso. Todo este proceso, bien llevado a cabo, garantiza su transparencia, validez y confiabilidad.

¿Qué tipo de articulación institucional sería necesaria entre las universidades y el Sistema Plurinacional de Certificación de Competencias (SPCC) para que los procesos de VAP tengan validez y reconocimiento formal?

El SPCC ha desarrollado su trabajo buscando la dignificación de las distintas ocupaciones sobre las cuales ha generado certificaciones laborales.  No se ha vinculado a la academia en cuanto a integrar las certificaciones del Sistema con certificaciones académicas. Tampoco existe un Marco Nacional de Cualificación que permita tener una visión clara de las competencias esperadas en los distintos niveles educativos. 

Por otro lado, no existe transitabilidad en el Sistema Educativo Plurinacional (SEP) en Bolivia; esto  implica la imposibilidad de continuar un itinerario formativo desde la formación profesional técnica hacia la formación profesional Universitaria y el SPCC no ha buscado vincularse con las universidades, ni favorecer esta transitabilidad.

La realidad de la formación técnica a nivel de mano de obra calificada, técnico medio y técnico superior, nos muestra la imposibilidad de reconocer esos aprendizajes o esas competencias a nivel de educación superior para que puedan continuar sus itinerarios formativos. El SPCC tampoco ha buscado establecer los Marcos de Cualificación que favorezcan esta transitabilidad.

Por lo tanto si alguna institución Universitaria propone desarrollar procesos de VAP no se vincularía con el SPCC, por las razones mencionadas anteriormente.

El reconocimiento formal estaría dado en tanto la Universidad pública, bajo la autonomía universitaria, reconocida en la Constitución Política del Estado, pueda reconocer, evaluar, validar y registrar las competencias previas en los sistemas de registro académico correspondientes, lo que conlleva, completando la formación, a la obtención del título de grado respectivo.

¿Qué tipo de recursos institucionales o externos considera necesarios para sostener los procesos de VAP en universidades públicas, y cómo deberían organizarse estos recursos?

Para desarrollar procesos de VAP, se requieren recursos normativos, académicos, humanos y financieros.

Respecto a los primeros, como se comentó anteriormente, la UCB ha aprobado recientemente un reglamento para la validación de aprendizajes y competencias previas. Al pertenecer la Universidad Católica al sistema de la universidad boliviana (Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana), este reglamento abre una etapa de pilotaje y análisis cuyos resultados permitirán valorar los procesos de VAP para poder ser aplicados en otras universidades del sistema, pues es la primera universidad en Bolivia en abrir estos procesos.

Para ello el reglamento ha dado lugar a la construcción de lineamientos que han contado con recursos académicos y humanos. La participación de directores de carrera y docentes se encuentran elaborando las guías, los lineamientos institucionales base, los programas de formación de asesores y evaluadores, así como la identificación de aquellas carreras que tienen mayor posibilidad de ofrecer a potenciales candidatos y candidatas participar en procesos de VAP. Contaduría Pública, Ingeniería de Sistemas, Diseño Gráfico, entre algunas, están prontas a iniciar procesos que permitan a población con experiencia laboral o con formación técnica, que puedan ser evaluados en el logro de competencias a través de portafolios y evaluaciones puntuales para continuar su formación hacia el grado.

En cuanto a los recursos financieros, los costos de estos procesos, dado que no se trata de una política nacional, tendrían que ser cubiertos por cada candidato o candidata; sin embargo, dado que los responsables del proceso serían docentes a tiempo completo y autoridades de cada carrera, no se considera que se requiera el erogar gastos para desarrollar el proceso, ya que tanto las guías requeridas, el proceso de organización, la capacitación y el desarrollo mismo del proceso, estaría a cargo del personal de la universidad. Los candidatos tendrían que hacerse responsables de, en caso de haber sido valorados como competentes en ciertas áreas, continuar con el pago del proceso formativo regular en la universidad.

Todo este proceso ha sido en parte producto de la tesis doctoral que desarrollé con la Universidad Autónoma de Barcelona.

¿Considera que los resultados de su investigación son extrapolables a otros países de América Latina con estructuras universitarias similares? ¿Qué condiciones deberían cumplirse para ello?

Esta experiencia  podría ser extrapolable no solamente a otras universidades de Bolivia como está previsto que en algún momento se pueda dar, sino a otras universidades similares de América Latina. Siempre que se parta de currículos basados en una vinculación clara con el mercado profesional y si su sistema educativo dificulte la transitabilidad para continuar itinerarios formativos desde la formación técnica o desde el espacio laboral; estos procesos son replicables.

Sin embargo para que esto ocurra además de las condiciones institucionales, se requiere una reglamentación y, en el mejor de los casos, un marco Nacional de Cualificaciones, que permita tener una visión clara a nivel no solo institucional, sino nacional de las competencias en los diferentes niveles del sistema. Esto último es algo en que los países latinoamericanos deben profundizar para responder a la necesidad de considerar la educación de adultos más allá de una formación técnica profesional básica, de responder más adecuadamente a las recomendaciones de la UNESCO respecto a la Educación Para Todos, y a desarrollar un concepto más amplio del aprendizaje permanente o aprendizaje a lo largo de la vida (Lifelong Learning). Todo ello permitiría democratizar la educación superior como uno de los pilares más importantes del desarrollo de un país.

 

Aleix Barrera-Corominas
Universitat Autònoma de Barcelona

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